La brujería, con sus envenenamientos
con pócimas, aquelarres colectivos, ritos secretos, misas satánicas, danzas
rituales, desenfreno sexual, amores incestuosos, embriaguez, ungüentos y
bebedizos, sacrificios humanos y animales, profanación de símbolos religiosos, adivinación,
hechizos, hogueras, posesiones diabólicas, espumarajos verdes, luna llena,
bosques frondosos, oscuridad… ha sido rescatada del olvido hace relativamente
poco tiempo. Y eso que el primer testimonio sobre las brujas en Aragón está
fechado en el año 1023, concretamente en una carta del Obispo Oliva de Vich a
Sancho Mayor.
En el año 1499 tuvo lugar
una posesión demoníaca masiva entre mujeres de los Valles de Hecho, Villanúa y
Tena, que provocó que éstas se olvidaran de hablar y ladraran para comunicarse.
Fueron las mujeres “ladrantes”.
En el año 1574 se decía que
las montañas oscenses estaban invadidas de mujeres hechiceras. Era tal la
problemática de la brujería en la zona, que unos años más tarde se acordó que
los delitos de brujería se podían resolver por la vía sumarísima, esto es, sin
juicio y sin posibilidad de apelación.
Para desenmascarar a las
brujas, aparecieron los “conocedores de brujas”, profesionales que a través de
ardides y pruebas eran capaces de desenmascarar a las brujas. Uno de los
procedimientos más curiosos era la prueba del soplo: aquellas personas a las
que era capaz de soplar con más intensidad, resultaban brujas. Todas rezaban
para que tosiera durante la prueba. Otros métodos eran buscar puntos insensibles en la piel,
marcas en el cuerpo o en los ojos, …
En Panticosa, por ejemplo,
durante una época se censaron 36 brujas, algunas más en Bubal, 6 miembros de
una familia de Ipiés, … algunos morían, otros eran encarcelados durante un
tiempo en cárceles o conventos, azotados, mandados a galeras, desterrados…
En el año 1637 tuvo lugar en
Tramacastilla, y Sandiniés, el mayor suceso de brujería en Aragón, una epidemia
demoníaca colectiva que se extendió a Saqués, Piedrafita, Panticosa, Pueyo de
Jaca, Sallent, Villanuá y Jaca. Dicen que se endemonió a más de 1.600 personas.
Es característico en la arquitectura popular Sallentina coronar las chimeneas con una piedra llamada "espantabrujas", que se pueden ver en muchos de los tejados.
Es característico en la arquitectura popular Sallentina coronar las chimeneas con una piedra llamada "espantabrujas", que se pueden ver en muchos de los tejados.
Para recordar la importancia
que la brujería tuvo en el Alto Aragón, cada año se celebra en Sallent de
Gállego la "Feria de brujas", una fiesta en la que
participan los vecinos y visitantes disfrazándose, hay exposiciones, juegos, se decora el pueblo, los
restaurantes ofrecen menús y platos de brujas, ... Este año es el 13, 14 y 15 de Junio y merece la pena
acercarse.
(Después de leer algo sobre
las brujas, no he encontrado referencia sobre si usaban sus escobas voladoras para
ascender a los picos y luego deslizarse por las laderas. Una pena, con lo fácil
que lo tenían habrían inventado el esquí de montaña.)
Fuentes:
La brujería en Aragón –
Angel Gari Lacruz
Blog
http://www.lamagiadeviajar.com/pdf/MAGIA80Labrujeria.pdf
Wikipedia
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu opinión, sugerencia o crítica, siempre que sea constructiva