La Peña Foratata “vigila” Sallent de Gállego por el
norte. Esta mole gris es lo primero que ven todos los viajeros que llegan a
Sallent. Como era de esperar, existe una leyenda:
“Anayet y Arafita eran dos dioses Pirenaicos más
honrados y pobres del lugar, ya que habían sido despojados de todas las cosas
valiosas y bonitas: los pinares, los senderos... Eran pobres pero dichosos, ya
que tenían una hija preciosa e inteligente que se llamaba Culibilla.
Era tal su belleza, que a Culibilla la pretendían
todos los Dioses Pirenaicos, pero a ella no le interesaba ninguno y los
rechazaba a todos. Le gustaba jugar con
unas hormigas blancas que trabajan incansables en el Valle. Era tan numerosa la
cantidad de hormigas, que Culibillas bautizó este lugar como El Formigal.
Pero un día el gran dios Balaitous, el más poderoso de
todos, se fijó en ella. Balaitous era muy temido, cuando se ponía furioso
provocaba tormentas que azotaban los montes. A Culibilla tampoco
le interesaba este temido y malvado dios, e ignoró su ofrecimiento. Pero Balaitous, que
nunca había sido rechazado, montó en cólera y decidió ir
a buscar a Culibilla. Cuando acudió a raptarla y llevársela para siempre,
Culibilla grito -¡a mí todas las hormigas!- y millones de hormigas blancas
acudieron en su ayuda y la cubrieron por completo para protegerla. Balaitous huyó
horrorizado y nunca más volvió a acercarse a Culibilla.
Como agradecimiento a las hormigas, Culibilla se clavó una
daga en el pecho para guardar dentro de su corazón todas las hormigas que le
ayudaron. Ahora, la Peña Foratata es su pecho y cuentan los habitantes del
lugar que cuando pasean por el Valle y se acercan a la Peña, se oyen los latidos
del corazón de Culibillas. Cuentan que desde entonces ya no se ven más hormigas
blancas en el Valle."
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